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Josep María
Francàs | 27 mayo, 2022
Alejandro
Macarrón con Juan Velarde, inspirador del nombre del ‘Centro Diego de
Covarrubias’.
Conversación tranquila de
@jmfrancas con Alejandro Macarrón Larumbe, co-fundador del Centro Diego de Covarrubias. Es ingeniero consultor empresarial
y analista demográfico.
JMF: ¿Quién
fue Diego de Covarrubias? Ya sabes que con la LOGSE hasta Isabel La Católica es desconocida…
AML: Pues Don Diego, ni te cuento…
Y eso que, como figura destacada de la simpar Escuela de Salamanca del siglo
XVI, es uno de los padres de la ciencia económica. Además, fue un destacado
obispo, participando como tal en el Concilio de Trento, jurista y presidente
del Consejo de Castilla.
JMF: Vamos
por orden… ¿qué fue la Escuela
de Salamanca?
AML: Fue un movimiento o escuela de
pensamiento del siglo XVI y comienzos del XVII, en torno a la Universidad de
Salamanca, integrado por eclesiásticos, que alumbró conceptos intelectuales de
enorme valor moral y practico para la civilización occidental y mundial,
incluido el Derecho Internacional y muchas ideas clave de la ciencia económica,
en su versión liberal. Entre sus grandes figuras destacan nombres como Francisco de Vitoria, Martín
Azpilicueta, el propio Diego de Covarrubias, Francisco Suárez, Luis de Molina,
Juan de Mariana… En concreto, en materia de economía, cabe
citar lo que dijo de ella el economista austríaco Hayek: «Los principios
teóricos de la economía de mercado y los elementos básicos del liberalismo
económico no fueron concebidos, como se creía, por calvinistas y protestantes
escoceses, sino por los jesuitas y miembros de la Escuela de Salamanca
durante el Siglo de Oro español.»
JMF: Y la
mayoría de españolitos sin tener ni idea… Allí nació el liberalismo, ¿pero
cuál? Hay casi tantos liberalismos como liberales…
AML: Muy buena pregunta. El liberalismo económico, en el sentido
de la libertad de comerciar y realizar actividades económicas y financieras
entre agentes libres. Por ejemplo, que es «justo» que los
precios de los bienes y servicios los fije «el mercado» en función del
equilibrio entre lo que los compradores están dispuestos a pagar por ellos
según el valor percibido, y lo que los vendedores aceptan como contrapartida
por lo que proveen a sus clientes. Y en lo político, en el sentido de oponerse al gobernante
tiránico/»abusador» de su poder legítimo, con ideas como que la soberanía emana
del pueblo, que es la esencia conceptual de las democracias
modernas, y que las
personas nacen libres y tienen derecho a derrocar a gobernantes injustos.
JMF: Ligado
a Covarrubias se habla de Liberalismo Cristiano, ¿qué es?
AML: En sentido amplio, que defender y practicar el liberalismo
económico (el modelo de libre mercado) y político (la democracia liberal) no es
pecado para un cristiano, como muchos eclesiásticos han dicho y
dicen desde hace un siglo y medio, lamentablemente para quienes efectivamente
estamos convencidos de que no es pecado. Lo que es pecado es no amar al prójimo
como a ti mismo, e incumplir los demás Mandamientos y principios básicos del
cristianismo, cuando desarrollas actividad económica o política. Por ejemplo,
sería pecado engañar a tu prójimo con el que negocias una transacción
económica, perpetrar un «pucherazo» en unas elecciones, o castigar al prójimo
por ejercer su libertad de expresión. Y como el llamado «capitalismo liberal»,
que no es otra cosa que la libertad de ejercicio de actividades económicas, ha
probado con creces su superior capacidad de producir riqueza para todos y
erradicar la pobreza -véase el nivel de vida en Occidente, o lo ocurrido en
China desde que se hizo semicapitalista-, y los seres humanos vivimos mucho más
a gusto y nos desarrollamos mejor como individuos libres que como siervos o
algo equivalente, a los del Centro Diego de Covarrubias más bien nos parece que
lo que sería pecado es restringir o anular esa libertad económica y política al
prójimo en lo que no sea «de cajón» (por ejemplo, prohibir actividades
económicas contaminantes, adulterar procesos electorales, matar o hacer daño
físico o psíquico a otras personas, promover públicamente ideas criminales,
etc.). Y desde luego, que el Estado solo gaste y extraiga dinero del
contribuyente en aquello que sea de verdadero «bien común», o sirva para cubrir
necesidades perentorias de personas en graves dificultades. No es el caso,
desde luego, del gasto público cuyo fin principal es comprar votos/ganar
elecciones, sea bajo la forma que sea, de las subvenciones a organizaciones
privadas que no recaudan suficientes donativos libremente aportados por
simpatizantes y viven de dinero extraído coactivamente al contribuyente, o de
cualquier euro malgastado/despilfarrado desde el Estado, acción que, en
palabras del presidente de EEUU Calvin Coolidge, equivale a un robo legal.
JMF: Y el
famoso neoliberalismo, tan denostado, ¿también nació allí?
AML: No creo, ja ja, ja. Siendo la Escuela de Salamanca de
hace tantos siglos, más que de «neo», si acaso con ella tendríamos que de
«paleo»(liberalismo). A ver, la idea es clara, y vale para todo tiempo, paleo,
neo o mediopensionista. Liberalismo
es libertad económica y política. Cristianismo es deber de amar al prójimo y de
caridad, y a Dios sobre todas las cosas. No sería amar al
prójimo que, si tú fueras el más listo y trabajador de España, y amasaras una
fortuna inmensa en actividades libres y honradas, permanecieras indiferente
ante la desgracia económica ajena y no ayudases a los necesitados con una parte
de lo mucho que te sobra. No pecaste al hacer esa fortuna, sino al no apiadarte
de quienes puedes ayudar «sin despeinarte» (o no despeinándote mucho). Se
considera a John Rockefeller, un hombre profundamente religioso, como la
persona más rica de la
Historia en poder adquisitivo del dinero que amasó. Pues
bien, donó para obras benéficas y de valor social más de la mitad de su inmensa
fortuna (de joven tenía dos propósitos: ganar al menos un millón de dólares y
hacer obras benéficas. ¡Vaya si los cumplió con creces!)
JMF: Me has
hablado de aportaciones en derecho internacional. ¿Cuáles?
AML: Son de tipo seminal. El padre
Francisco de Vitoria es considerado el ídem del Derecho Internacional. Una de
sus inmensas aportaciones, de gran valor moral y práctico, es que las relaciones
internacionales deben respetar los derechos de las personas (extranjeras), y de
forma muy específica la libertad y el derecho a la propiedad, que él extiende a
los indios de América, algo avanzadísimo hace cinco siglos. Francisco Suárez
considera que hay una sociedad humana “global” que trasciende la particular de
cada Estado, y por tanto precisa de normas supranacionales, fundamentadas en
leyes/tratados y principios jurídicos y, también por razones prácticas, en la
costumbre, siempre que ésta no sea contraria a la ley natural.
JMF: ¿Y
sobre la esclavitud?
AML: Francisco de Vitoria dijo que ningún
hombre nace esclavo, y que los derechos de los indios debían de
ser iguales a los de cualquier otro súbdito de la Corona, incluso si no
aceptaban convertirse al cristianismo.
JMF: ¿Lo
dijo y se aplicó?
AML: Ciertamente, no con los negros
llevados a América como esclavos. Con los indios, no siempre se aplicó en la
práctica esa idea. Pero es no fue responsabilidad de la Escuela de Salamanca, si
damos a cada uno lo suyo. El enunciado de Vitoria sobre este asunto es
muchísimo más antiesclavista que lo contrario.
JMF:
¿España si lo aplicó?
AML: España fue uno de los últimos
países en abolir la esclavitud en el siglo XIX, pero los dueños españoles de
esclavos fueron muchísimo más generosos con su manumisión que el resto de los
europeos, portugueses incluidos, y por eso había muchos negros y mulatos libres
en nuestras colonias antes del siglo XIX, cosa que no era el caso de otras
colonias europeas por el mundo. En lo relativo a los indios, hubo tensiones
entre lo que España/Madrid dictaba y deseaba (con un espíritu muy garantista y
respetuoso con los derechos de los indios) y la práctica de muchos
colonos/criollos en América con ellos. O sea, que cabe hablar de un balance
mixto por nuestra parte en este asunto que, con los ojos de ahora nos parece
tan feo e inhumano, un balance con luces y sombras, frente a las demás
potencias coloniales europeas, que solo fueron más humanos con los esclavos e
indígenas al final de esta triste historia, por abolir oficialmente la
esclavitud unas décadas antes que España. En todo caso, los primeros
abolicionistas de peso fueron españoles.
JMF:
¿Cuándo y dónde se presenta el libro sobre Don Diego de Covarrubias?
AML: El lunes 30 de mayo, a las
19h en el Centro Riojano de Madrid, calle Serrano 25. La asistencia es libre, por orden
de inscripción mandando un correo electrónico a info@centrocovarrubias.org.
JMF: Muchas
gracias Alejandro, un abrazo y que sea un éxito.